Sostenibilidad de las operaciones industriales
- Redacción
- hace 21 minutos
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En conjunto, los sectores de llantas, acero, química, minería, automotriz, baterías y otros grandes emisores concentran una parte desproporcionada de la huella de carbono, la contaminación tóxica y los conflictos socioambientales que definen la crisis ambiental global actual.
Ante estas circunstancias, existen empresas tecnológicas que están dando solución a la problemática, reciclando los componentes de las llantas y recuperando partículas de su proceso de fabricación, capturando gases residuales de antorchas de combustión y generando trazabilidad a cada componente de las baterías para vehículos eléctricos.

La base de la problemática ambiental
El problema para estos sectores industriales radica en que a escala global, por ejemplo, la industria de llantas, sumada a la automotriz y de baterías, está generando una mezcla muy compleja de contaminación por microplásticos, químicos tóxicos y residuos peligrosos. El desgaste de neumáticos libera más de 6 millones de toneladas anuales de partículas, responsables de más del 35% de los microplásticos primarios en los océanos, con hasta 1 billón de nanopartículas por kilómetro emitidas por un solo vehículo.
En el caso de los vehículos eléctricos y las baterías, los análisis de ciclo de vida citados por la Agencia Internacional de la Energía (IEA) y estudios técnicos muestran que fabricar un VE genera entre 1.5 y 1.65 veces más emisiones de GEI que un vehículo de combustión comparable, debido a la batería. Sin embargo, a lo largo de la vida útil, las emisiones totales pueden ser 57-68% menores en Estados Unidos y hasta 73% menores en la Unión Europea, siempre que la red eléctrica y las cadenas de suministro se descarbonicen.

La industria del acero aporta, aproximadamente, 7–-9% de las emisiones globales de CO₂ antropogénico. La Agencia Internacional de Energía (IEA) y la Asociación Mundial del Acero (worldsteel) advierten que la ruta integrada con altos hornos (BF-BOF), fuertemente dependiente del coque, concentra más del 93% de las emisiones directas y corre el riesgo de quedar atrapada en un “bloqueo de carbono” si se sigue invirtiendo en capacidad basada en carbón.
En la industria química, científicos del sistema terrestre y marcos como el Convenio de Estocolmo, así como ministerios ambientales (por ejemplo, el Ministerio de Ambiente y SEDEMA en América Latina) señalan que ya se ha sobrepasado el límite planetario de contaminación química: los contaminantes orgánicos persistentes se asocian con cáncer, disrupción endocrina y daños neurológicos, con costos sociales estimados en 16 billones de euros anuales.

Soluciones basadas en tecnología, automatización y digitalización
Durante Automation Fair 2025, Rockwell Automation reunió a empresas que ya están llevando la sostenibilidad a las fábricas en la industria al utilizar sus soluciones y tecnología. Entre ellos destacan empresas como Bolder Industries, Utility Global y Circulor, las cuales coinciden en un punto clave: la automatización y los datos permiten reducir emisiones y costos sin perder competitividad.
Circularidad radical: dar nueva vida a las llantas
Tony Wibbeler, CEO y fundador de Bolder Industries, señaló que el destino principal de las llantas al final de su vida útil sigue siendo quemarlas como combustible. “Lo que hacemos es despolimerizar y extraer esa química; al final del proceso obtenemos un sólido, un líquido o un gas. Los gases los usamos para alimentar la propia planta”, explicó sobre el modelo de la empresa.
Los líquidos se venden como insumo para petroquímica y combustibles, el sólido es un negro de humo circular que regresa a la industria del hule y el plástico. “Cuando vendes algo a Pirelli no hay margen de error”, subrayó Wibbeler, quien destacó que desde febrero de 2019 su producción ha salido dentro de especificación.
Para sostener esos resultados en distintas plantas y países, la estandarización es vital. Con procesos complejos “que son en realidad cinco negocios en uno”, la compañía se apoya en plataformas de automatización de Rockwell para que operarios con perfiles distintos “realicen la misma tarea de la misma manera una y otra vez”.
Hidrógeno limpio para industrias difíciles de abatir
Utility Global se enfoca en las llamadas industrias “difíciles de abatir”: acero, petroquímica y otros grandes emisores. Derek Kramer, COO de la empresa, explicó que estas plantas generan gases residuales que normalmente se queman en antorchas de combustión. “Tomamos esos gases y, mediante un proceso electroquímico, separamos el monóxido de carbono mezclado con vapor para generar hidrógeno casi puro y dióxido de carbono casi puro también”, dijo.
La diferencia frente a la electrólisis tradicional es que su módulo electroquímico no requiere enormes consumos eléctricos, ni nuevas infraestructuras masivas. Eso mejora de inmediato los índices de intensidad de carbono y convierte un residuo en insumo energético. El reto, admite Kramer, es simple de enunciar y difícil de lograr: “Costo, costo, costo”. Su hidrógeno debe ser más barato que el que hoy compran las plantas, en un entorno donde los reguladores empiezan a poner precio a las emisiones.
En ese contexto, Utility Global es una pieza para “bajar el puntaje de carbono y seguir siendo competitivos al mismo tiempo”, ya sea recirculando el hidrógeno dentro de la planta o enviándolo al mercado de movilidad.
Trazabilidad total: del mineral a la batería
Circulor aborda la sostenibilidad desde la transparencia. “Somos una empresa de software en el espacio de trazabilidad de materiales, nuestro software sigue el flujo de materiales desde el origen hasta el producto final”, explicó Bill Zierolf, director y responsable de las operaciones comerciales de la compañía. En el caso de baterías, la plataforma sigue cobalto, níquel y litio desde la mina hasta el vehículo eléctrico.
La regulación europea de baterías actúa como acelerador. Cualquier batería mayor a 2 kilovatios-hora, puesta en servicio después de febrero de 2027, deberá contar con un pasaporte digital con más de 100 elementos de datos, incluidos origen de minerales críticos y huella de CO₂. Circulor reúne esa información y la conecta con los sistemas de control dentro de la planta: “Rockwell controla todo lo que ocurre dentro de las cuatro paredes de la fábrica, nosotros traemos los datos de todo lo que ocurre fuera y los alimentamos a esos sistemas”, detalló.
Los beneficios van más allá del cumplimiento. La trazabilidad permite localizar el origen de un lote de baterías defectuosas y crear valor comercial. Zierolf citó el caso de Volvo, que coloca un código QR en la puerta del vehículo para que el consumidor pueda comprobar que la batería fue producida de manera responsable.
Automatización y datos como columna vertebral de la sostenibilidad
Las experiencias de Bolder, Utility Global y Circulor se alinean con la arquitectura de sostenibilidad de Rockwell Automation. La “empresa conectada” combina medición detallada, control avanzado y servicios circulares. Herramientas de gestión energética permiten reducciones de entre 15% y 30% en consumo de energía al vincular datos de uso de recursos con datos de producción; el control predictivo ha demostrado ahorros significativos en procesos intensivos, mientras que la remanufactura de equipos puede ahorrar hasta 85% de energía, agua y materiales frente a fabricar un equipo nuevo.
En un contexto regulatorio estricto y de riesgos físicos, la sostenibilidad de las operaciones debe ser una estrategia concreta: convertir residuos en materias primas circulares, capturar hidrógeno donde antes sólo había emisiones fugitivas y seguir cada kilo de material crítico a lo largo de la cadena de suministro.





















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